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Posmodernidad en vis

El constructor Jaime Barrero, el hombre de los más de $110 mil millones. El empresario tiene en sus manos el desarrollo de tres proyectos en Usme, Ubaté y Bogotá, donde construye vivienda de interés social, un centro comercial y un frigorífico. Cuando era curador de la administración Mockus, el arquitecto Jaime Barrero, hoy propietario de Café Salud Medicina Prepagada y empresario de la construcción, recibió un proyecto para desarrollar 10 mil viviendas y cual profesor de diseño intentó corregir los trazados, pero al menor descuido de Barrero los empresarios enrollaron los planos, dieron las gracias y nunca volvieron a aparecer. Esto abrió el camino para que se convierta en constructor. Hoy Barrero tiene inversiones por más de $110 mil millones en proyectos de vivienda de interés social (VIS) en Usme, Ubaté y Verbenal. Este irreverente empresario, que en muchas ocasiones ha sido criticado por sus diseños, como el de su casa “La Roca”, por el cual recibió el premio de arquitectura Lápiz de Acero, es un posmodernista que cree que hay que tener una posición firme frente a la arquitectura. “Es fácil encontrar en las ciudades que sólo unos pocos proyectos tienen valor arquitectónico, pues lo que prevalece son las respuestas a las necesidades o simples soluciones comerciales”, explica. Por esta razón Barrero, con su empresa Apreco Ltda, quiere aportarle a la comunidad nuevos elementos que mejoren su calidad de vida. Hoy tiene sobre el tapete la construcción de tres proyectos de vivienda y un frigorífico. El primero se ejecuta en la localidad de Usme, al sur de Bogotá, donde se invertirán $13.200 millones en la construcción de 330 unidades de vivienda en el proyecto Brazuelos de Santo Domingo. La primera etapa, de 60 viviendas, ya se construyó y entregó a la comunidad; la segunda fase se encuentra en construcción y las tres fases restantes están en preventa. El segundo proyecto está en el municipio de Ubaté (Cundinamarca), donde se ejecuta el complejo Alameda de Albornoz, con una inversión de $75 mil millones. Allí se construyen 248 unidades de vivienda. En la primera fase se construyó el 95% de las 80 casas. De la segunda fase (80 viviendas) se ha construido el 5% y está prevendido el 43%. La tercera fase serán 88. Este proyecto también contempla la construcción de un centro comercial con 43 oficinas, 60 locales, un almacén ancla, dos salas de cine y 280 espacios de parqueo. En este mismo municipio también se adelanta la construcción del frigorífico San Diego, el cual tendrá un área de 15 mil metros cuadrados, obra que está por iniciarse. En la calle 187, en el norte de Bogotá, se inició la construcción del edificio Twins, con una inversión de $3.500 millones. Pese a que ha tenido éxito en sus negocios, Barrero considera que hacer empresa es muy duro. “La gente no sabe la carga que llevamos los que nos metemos en este cuento. Para empezar, mientras un empleado apaga su computador y deja los problemas allí, el empresario duerme con los problemas, nos los llevamos a todas partes. Las empresas son como los hijos, no te puedes hacer el loco, son tu responsabilidad. Y lo peor: te dejan enemistades sin que te las busques”. Sostiene que en la famosa crisis de la salud él resulto inmerso. “Fue muy mal intencionado mostrarme como una persona que me beneficiaba del sector, sin presentar más bien lo que les he apartado en calidad a las clínicas, que están ahí al servicio de la gente”, explica. “Después de estar en la picota pública, me enteré de que había sido un tema promovido por un exsocio para hacerme daño. Así es el mundo empresarial, siempre hay gente que se queda en el camino, o competidores bajos que juegan sucio. Ese es el mundo empresarial y hay que asumirlo y aprovechar las crisis, pues siempre traen cosas buenas”, añade. Barrero asegura que el haber sido curador en la administración Mockus lo marcó y que por están razón tiene una obligación con las ciudades donde realiza obras. Pero también con los amantes del diseño de los antivalores. Señala que pese a las críticas y los retos se mantuvo frente al puesto, donde sólo cumplió un cargo burocrático en cumplimiento de unas normas, además mal escritas, “lo que de por sí es ya un conflicto”, explica. El constructor dice que mantendrá sus inversiones en el sector, pero también incursionara en otros campos de la economía. Por ahora aplicará la posmodernidad a la vivienda de interés social.